martes, 15 de marzo de 2011

CUANDO SE DERRAMA EL VASO DE LOS SENTIMIENTOS.....



No siempre tocan risas, a veces tocan sentimientos, o los pensamientos toman rumbos con otro sentido y no solo el del humor.
¿Sabéis? El alma es como una represa de agua, como un gran vaso, y con el tiempo lo vamos llenando de cosas agradables, desagradables, cosas que nos hacen sentir feliz o infelices.
Este vaso se va llenando hasta que llega un momento que no cabe más nada y se desborda, y no poco a poco como se ha ido llenando, si no, precipitadamente, de una forma rápida y estruendosa.
Es como cuando se abren las compuertas de una represa y todo el caudal de agua acumulado se vacía en unos segundos y va a parar al cauce del rio, un rio que no está preparado para semejante torrente de agua y en su camino arrastra todo lo malo y todo lo bueno, hasta que queda vacía del todo y comienza el proceso de llenado otra vez.
Cuando está lleno de alegrías, pues el vaciado suele venir acompañado de gozo, de una sensación de estar flotando.
Cuando está lleno de tristezas, problemas y cosas que nos afectan negativamente, el vaciado es más brusco, y nos deja, tras la explosión que todo lo arrasa a su paso, con una sensación de desahogo, de habernos quitado un peso de encima, pero, si miramos atrás veremos que por donde pasaron todas esas sensaciones que salieron, dejaron un camino desolador, donde se vieron afectadas relaciones, personas, actos, hechos……
Que lance la primera piedra el que no se ha visto en estos menesteres, el que no ha sentido esto, el que no haya tenido este tipo de guerra interior con víctimas inocentes, sin daños colaterales.
¿Y después de todo esto que queda?, ¿pedir perdón?, ¿aprender una lección?, ¿qué?.
La verdad es que uno no tiene ni idea de que hacer, te sientes como ese superviviente que queda en la mitad de una ciudad después de una catástrofe, sin saber qué hacer, sin saber a dónde ir, sin saber a quién llamar, que lo único que necesitas es llegar a un sitio a salvo y refugiarte allí, a esperar a que todo mejore.
Y es todo tan confuso. Imaginaros por un momento vivir una situación donde estás tan cansado de estar solo que lo único que quieres es estar solo. ¿Irónico verdad? Es como querer combatir la sed con arena, o el frio con hielo.
Pero pienso que todo esto es como un grito desesperado diciendo “aquí estoy”, un grito que nadie escucha, que no llega a ningún lado o que nadie está preparado a escuchar.
Soy humano, ¿es un pecado?. Soy una persona que siente y padece. ¿Alguien no?.
Este es un proceso que no se pasa bien, pareces ciego, pero comienzas a ver cosas con mucha claridad, te vienen ideas, planteamientos, recuerdos, planes y te das cuenta que después de algo así, no es que hayas madurado, si no, que has envejecido un poco más.
Pido perdón a quien moleste, pido perdón a quien herí, pido perdón por mi intransigencia, por mi terquedad, pero en ese momento, tu mundo es tu mundo, es tu burbuja impenetrable, tu espacio vital se amplía tanto que sin darte cuenta empiezas a invadir espacio ajeno, a incomodar.
Todo proceso tiene su moraleja, toda historia tiene un aprendizaje.
Yo aprendí en mi proceso muchas cosas. La primera que a veces amamos a quien no se lo merece y otras que herimos a quien no queremos herir, herimos a quien debemos querer.
También aprendemos que hay personas tan intransigentes que se les olvida que el que quiere jugar a herir debe estar preparado para ser herido. Hay muchas personas que creen saber tanto de sentimientos, pero que están tan vacíos de ellos, gente que han preferido tapar el vaso, y sin darse cuenta se han secado internamente.
¿Mi lección? Pues hay muchas, buenas, malas, regulares, una para cada tipo de persona que conoces en la vida.
La lección buena: que hay gente dispuesta a escucharte si le das la oportunidad de hacerlo y el derecho a expresarse.
La mala: que también hay gente que prefiere a las personas por el líquido vital que necesitan absorber de ella en un momento dado. Si necesitan reírse pues te llaman porque necesitan un payaso, alguien con quien pasárselo bomba, si necesitan llorar pues llaman a su pañuelo de lágrimas, si necesitan un consejo pues llaman al amigo que los da “de puta madre”. Pero son personas que están preparadas para recibir de una forma muy amplia, pero tan limitadas para dar, y cuando simplemente no pueden hacer lo que no saben, “dar”, pues se cierran en banda y si te he visto no me acuerdo.
Entiendo que cada quien da lo que puede, y hasta ese punto lo acepto, pero sepan que hay maneras de actuar, de decir las cosas y otra es hacer que la persona se sienta humillada hay una línea tan corta en distancia que es fácil cruzarla sin percibir que se está haciendo daño, cuando a veces una simple palabra o un simple gesto puede ser terrible, doloroso y a veces irreparable, sobre todo cuando viene de alguien a quien quieres y respetas.
Afortunadamente a nadie le exijo nada, como buen piscis doy y doy y doy hasta que me convierto en el tonto de turno, pero, siempre lo he dicho, soy tonto con el que yo quiero que crea que soy tonto, pero tengan por seguro que lo que menos soy es eso.
Pero, la lección más importante que aprendí es que no todas las personas son lo que dicen ser, y peor aún, no todas las personas son lo que creen ellas mismas que son.
Yo lo viví, y quede horrorizado pensar que a veces le abres tu corazón a las personas y le cuentas cosas tan personales que cuando se les cae la máscara tiemblas.
Falle en eso. Confié. Porque al tener gente muy valiosa en mi vida creí erróneamente que todos eran iguales, cuando cada persona es un individuo diferente y sus virtudes y defectos deben ser pesados individualmente.  Como dice aquella frase “Al escoger amigos nos dejamos llevar por el instinto, pero para saber a cuales conservar, apelamos a la razón....” instintivamente podemos dejar que cualquier persona entre en nuestro circulo, pero solo con sus acciones es que podrá quedarse adentro y a eso llamamos razón. No todo el mundo puede ser considerado “amigo” porque hay personas que esa palabra les queda tan grande.
Yo sé el tipo de persona que soy, y sobre todo el tipo de amigo, puede ser que haya vivido una mala temporada donde mi parte “emocional” me domino, pero soy humano, y como humano que soy pues tengo defectos.
Creo que casi nadie puede hablar que le haya fallado como amigo, pude haber tenido olvidos o cosas muy puntuales y tontas. Pero jamás para usar las palabras “me fallaste”.
Mi vaso comienza a llenarse nuevamente desde hoy, con nuevas directrices, con cambio de prioridades, sobre todo en lo que a amistades se refiere, a lo de manejar mis emociones y a la información de mi vida personal, esta última haciéndola lo menos accesible a las demás personas, solo en casos extremos o a personas que se hayan ganado ese derecho en el tiempo.
El resto de mí, seguirá intacto, para todo aquel que quiera un buen amigo.

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